El Servicio Nacional de Sanidad Agraria – Senasa realizó el monitoreo de EET (Encefalopatía espongiforme trasmisible), que incluye tres enfermedades: Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB-Mal de las vacas locas), Scrapy (encefalopatía del ovino) y la enfermedad del desgaste crónico (encefalopatía del venado).
Las muestras tomadas por el Senasa en animales y alimentos balanceados se ejecutan para determinar la presencia de estas enfermedades en la región Tacna, y en el caso de alimentos, se llevan a cabo para definir la presencia de proteína de origen animal.
El número de muestras corresponde a seis bovinos, dos ovinos, un venado, y cinco muestras de alimento balanceado, según el Procedimiento PRO-SARVE-01 de Vigilancia Epidemiológica de EET y el procedimiento de recolección y envío de especímenes/muestras, y exámenes solicitados al laboratorio.
El objetivo del muestreo es confirmar el reconocimiento del mantenimiento de estatus de riesgo insignificante de EEB por la OIE (Organización Mundial de Sanidad Animal).
El diagnóstico de la enfermedad sólo puede ser confirmado por examen histopatológico e inmunohistoquímica de una muestra de obex (tejido cerebral), después del sacrificio del animal (Manual de Pruebas de Diagnóstico y Vacunas para los Animales Terrestres de la OIE). En caso de los alimentos, son sometidos a pruebas de observación microscópica para evidenciar proteína animal.
La enfermedad se caracteriza por la presencia de una proteína infecciosa anormal denominada ‘prion’ en el tejido nervioso. La subsiguiente degeneración esponjosa del cerebro produce signos neurológicos graves y fatales. El prion es resistente a los procedimientos comerciales de desactivación, tales como el tratamiento térmico (que no puede ser destruido completamente durante el procesado).
El número de la EEB es mucho mayor en el ganado lechero que en el de carne, ya que el ganado lechero recibe más raciones concentradas que pueden contener harina de carne y huesos, y estas a su vez pueden contener priones y de esta manera infectarse.
Los signos pueden durar por un periodo de dos a seis meses hasta la muerte del animal. Los animales con EEB pueden presentar algunos de los siguientes signos: comportamiento nervioso o agresivo, depresión, hipersensibilidad al sonido y al tacto, crispación, temblores, posición anormal, descoordinación y dificultad para levantarse de la posición de reposo, pérdida de peso o disminución de la producción lechera, razón por lo que comúnmente se le denomina ‘el mal de las vacas locas’.
La encefalopatía espongiforme bovina es una enfermedad inscrita en la lista del Código Sanitario para los Animales Terrestres de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).