Evitar el uso excesivo de plaguicidas agrícolas en campos de cultivo es uno de los objetivos que persigue el Servicio Nacional de Sanidad Agraria – Senasa, del Minagri, para proteger la salud de las personas y contribuir en la sostenibilidad del medio ambiente.
Para ello, la autoridad sanitaria promueve el uso de controladores biológicos, organismos vivos (como parasitoides, hongos, depredadores) capaces de contrarrestar plagas y malezas, sin causar ningún impacto negativo en la producción agrícola.
En la región San Martín, los servidores de campo se desplazan en territorio nororiental respondiendo notificaciones y promoviendo el uso de estos organismos en cultivos de importancia económica, como es el caso de la palma aceitera, la cual se ve afectada por plagas como el gorgojo cigarrón o picudo negro (Rhynchosporum palmarum), transmisor del nemátodo Bursaphelenchus cocophilus, causante de la enfermedad del ‘anillo rojo’.
El anillo rojo es considerada una de las enfermedades más nocivas para la palma aceitera; el progreso de los síntomas puede ser muy rápido (forma aguda) y la palma afectada puede morir en unos pocos meses después que aparecen los primeros síntomas (amarillamiento progresivo y secamiento de las hojas empezando por las más antiguas), por lo que la respuesta a la plaga que la origina debe ser rápida.
Precisamente, aquí es donde entra a tallar el uso los controladores biológicos, entre ellos el hongo Beauveria bassiana. También conocido como hongo blanco, este controlador es considerado enemigo natural del gorgojo cigarrón y es capaz de exterminarlo. Sin embargo, el modo de uso requiere de los lineamientos del Senasa.
La autoridad sanitaria atendió las notificaciones de palmicultores la comunidad de Tananta, provincia de Tocache, donde el Picudo Negro ha causado estragos. Los servidores del campo enseñaron de forma demostrativa el uso del hongo, el cual se activa adhiriendo mínimas cantidades de aceite vegetal (100 ml) y agua (2 litros aproximadamente) por cada porción de Beauveria bassiana (800 gramos). El concentrado de esta porción se mezcla con agua (50 litros) para finalmente pasar a la aspersión en el predio (un cuarto de hectárea).
