En la región San Martín, 600 caficultores decidieron ser parte de las Escuelas de Campo de Agricultores que el Servicio Nacional de Sanidad Agraria – Senasa organiza para impulsar el desarrollo rural agrosostenible.
El café es uno de los principales productos de agroexportación del Perú y diversos factores, como el cambio climático y la diseminación de plagas amenazan a los pequeños productores de San Martín.
Aquí es donde precisamente entra a tallar la metodología de las Escuelas de Campo de Agricultores (ECA) del Programa de Manejo Integrado de Plagas – MIP Café, que buscan desarrollar habilidades en el productor para una correcta toma de decisiones orientadas a controlar adecuadamente las plagas que afectan sus cultivos.
Plagas como la roya (causada por el hongo Hemileia vastatrix, que produce la caída prematura de las hojas infectadas) y la broca (Hypothenemus hampei), que perfora el fruto reduciendo el rendimiento y la calidad del grano, además del minador de hoja, ojo de gallo, arañero y cercospora, están consideradas entre las más comunes en la selva nororiental.
Por esta razón, la autoridad sanitaria, con la premisa de “aprender haciendo”, dirige 19 ECA en las provincias de producción cafetalera, como Moyobamba, Rioja, Lamas, Huallaga, Bellavista, El Dorado, Picota y Tocache. Este modelo de enseñanza incluye un proceso de aprendizaje basado en el diálogo, observación y el análisis, sumándole a ello el intercambio de experiencias en el campo.
Las ECA son realizadas por especialistas del MIP con una frecuencia de una vez al mes durante un año, es decir contando con doce clases teórico-prácticas. Una de las últimas en conformarse fue precisamente la del caserío de Zapotillo, distrito Tres Unidos (Picota), comunidad en la que sus habitantes aspiran a producir café orgánico.
Dentro de la metodología de aprendizaje se realizan tres pruebas de campo: la primera sirve para medir el conocimiento de los agricultores e identificar los temas que desconocen (diagnóstico rural participativo); la segunda, para conocer el avance de los temas tratados, dando énfasis al tema del control de la plaga clave; la tercera, para evaluar y registrar el conocimiento adquirido del participante.
Dado que uno de los principales objetivos de las ECA es minimizar el uso de plaguicidas y agroquímicos fertilizantes en los campos de cultivo (tanto por la contaminación que pueden producir como por su elevado costo), uno de los pilares de la capacitación es el uso de controles etológico, cultural, biológico, mecánico, físico, legal y genético de las plagas.
Técnicas como el compostaje, la cual consiste en el uso de materia orgánica procedente de residuos agrícolas y de la jardinería tratados para acelerar su descomposición y ser utilizados como fertilizante, constituyen un gran aporte para los agricultores de bajos recursos.
Así, las ECA se constituyen en espacios de inter aprendizaje donde los participantes son sujetos portadores de experiencias y saberes y, por tanto, importantes actores, quienes una vez acabado el programa serán certificados como expertos en el Manejo Integrado de Plagas del café.
