El picudo mexicano del algodonero, (Anthopnomus grandis Boheman), es considerado como una plaga exótica de importancia económica cuarentenaria no presente en el Perú. Su establecimiento en las áreas de producción de algodón causaría pérdidas considerables a la agricultura nacional, disminuyendo el rendimiento, la producción y por consiguiente la rentabilidad del cultivo.
La plaga ataca tanto a botones florales como bellotas. Ocasiona orificios de variable profundidad y ubicación, los de alimentación se encuentran en la mitad superior, mientras el de ovoposición se localiza en la mitad inferior y además son sellados con una secreción producida por la hembra, parecido a una verruga café. En las cápsulas, las perforaciones tienen menor profundidad que las de los botones.
El Servicio Nacional de Sanidad Agraria – Senasa, a través del Dirección General de Sanidad Vegetal y la Dirección de Vigilancia Fitosanitaria, para cautelar y proteger la sanidad agrícola, ha implementado sistemas de monitoreo preventivos de plagas exóticas de importancia cuarentenaria para nuestro país, mediante el registro y procesamiento de las acciones de trampeo, inspección y supervisión.
De esta manera, el monitoreo preventivo del picudo mexicano del algodonero, con la instalación de una red de trampas en puntos estratégicos del territorio nacional, es un indicador fundamental del accionar de las medidas fitosanitarias y del carácter preventivo del Senasa en la detección oportuna de esta plaga que permite su localización temprana, control y erradicación en forma eficaz en beneficio de la agricultura familiar.
En las acciones de trampeo, se usan las trampas Scout, las mismas que son colocadas cerca de postes de alambrados u otros para evitar que las máquinas agrícolas la rompan y no entorpecer el paso de las máquinas, en el caso de plantas desmotadoras, centros de acopio y almacenes, las trampas son instaladas en zonas donde no sean manipuladas por los trabajadores de las empresas.
Las trampas deben recibir el sol directamente y ser ampliamente visibles de todas las direcciones y en puntos donde exista buena circulación de aire para que difunda el atrayente (feromona) a través del campo. No deben ubicarse debajo de los árboles o en áreas sombreadas porque pierden su efectividad de captura y proveen datos erróneos. Específicamente en los campos de cultivo de algodón las trampas se deben colocar en el perímetro o en los costados.
En la región Piura, esta vigilancia precautoria se realiza mediante la instalación de trampas, inspección y seguimiento de campos algodoneros y almacenes donde se guardan semillas, ubicados en las localidades de las provincias de Morropón, Paita y Sullana.