Con la finalidad de mantenerse alerta frente al Fusarium R4T, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria – SENASA, realiza la prospección de cultivos de plátano en sectores productivos de la región Loreto.
Estas acciones forman parte del plan de acción del SENASA que busca prevenir el ingreso y establecimiento de la plaga; centrándose en la vigilancia, contención y erradicación. Para esta labor, se ejecutan prospecciones en campo que incluye la toma de muestras de plantas sospechosas para detectar la plaga mediante su identificación en laboratorio.
Para mantener informados a los productores sobre las medidas de bioseguridad que deben tener en cuenta, el SENASA viene coordinando con gobiernos locales el desarrollo de capacitaciones permanentes. A la fecha, se ha logrado instruir a 306 productores.
Actualmente, los especialistas vienen realizando estas acciones en sectores vulnerables, como las zonas fronterizas con los países de Colombia y Brasil, ya que puede producirse el comercio informal de material vegetativo; en ese sentido, se han fortalecido las medidas de cuarentena en los puestos de control externos y aeropuertos internacionales.
La producción de plátano en Loreto se extiende en más de 24 336 hectáreas, que es la base de la seguridad alimentaria del poblador amazónico. Mediante el trabajo coordinado con los productores, han asumido el compromiso de realizar la inspección permanente de sus cultivos y alertar oportunamente sobre posibles sospechas que puedan detectar.
Fusarium R4T
La marchitez por Fusarium raza 4 Tropical, es una enfermedad que afecta el plátano y el banano y es causada por el hongo Fusarium oxysporum f. sp. cubense Raza 4 Tropical (Foc R4T), el cual tiene la capacidad obstruir el sistema vascular de las plantas de plátano y banano.
Los principales síntomas externos de la enfermedad son el amarillamiento y necrosis en bordes de hojas; rajaduras o grietas en el pseudotallo y hojas dobladas en la base del peciolo que cuelgan en el pseudotallo.
En cada intervención, el SENASA les recomienda implementar las medidas de bioseguridad en sus parcelas, tales como el establecimiento de un único punto de ingreso al campo, instalación de pediluvios, uso de ropa o herramientas exclusivas para trabajar en el campo y no trasladar material de propagación como cormos o hijuelos que no estén certificados por SENASA.