El proceso de certificación que realizó el SENASA consistió en la inspección al uno por ciento del cargamento que se envió por lotes, donde se evaluó la presencia de plagas, residuo de tierra (portadora de patógenos), apariencia del ajo, así como envases de primer uso y etiquetado, requisitos sanitarios obligatorios para obtener el Certificado Sanitario necesario para la exportación de este producto.