El control etológico consiste en la utilización de atrayentes químicos naturales o sintéticos (feromonas, trampas, cebos alimenticios, repelentes e inhibidores) para controlar las poblaciones de plagas que causan daño en cultivos de importancia económica.
Este método de control se basa en aprovechar las reacciones de comportamiento en respuesta a la presencia u ocurrencia de estímulos (atrayente) de naturaleza química, física y mecánica, en el insecto o insectos plaga a controlar.
Parte de ese comportamiento se debe a incitaciones que se producen como mecanismos de comunicación entre individuos de la misma especie. Los mensajes que se envían y recepcionan pueden ser de alimentación, atracción sexual, alarma, gregarismo u orientación.
Basados en este comportamiento con relación al medio ambiente, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria –Senasa, dentro del control integrado de la langosta migratoria, ejecuta acciones de control etológico de los acrídidos (Schistocerca piceifrons peruviana) mediante cebos tóxicos, en más de 500 hectáreas de la región Huancavelica, principalmente en campos de vegetación silvestre.
El cebo tóxico está compuesto por melaza de caña de azúcar, insecticida y agua, se prepara untando pequeños trozos machacados de caña de azúcar en un atado, y luego es colocado en arbustos silvestres de las zonas endémicas. Estimulados por el alimento, las langostas son atraídas por el cebo alimenticio preparado y morirán tras su ingestión.
Este control está orientado a controlar a la langosta migratoria en la etapa de adultez, porque la movilidad de los individuos es fundamental para la eficiencia del cebo.
La gran ventaja del cebo tóxico es que el efecto insecticida se delimita a la especie perjudicial que es atraída por el cebo. De esta manera se asigna tratamiento específico evitando dañar a los insectos benéficos. Al mismo tiempo, se ahorra plaguicida porque la aplicación es focalizada. En general, el tratamiento tiende a ser más económico y selectivo.
Otra ventaja es que luego unos días, el cebo toxico al estar expuesto a las lluvias, calor y otras inclemencias climatológicas, disminuye su carga tóxica y no deja consecuencias negativas al ecosistema.
En Huancavelica, las acciones de control integrado se realizan en las provincias de Churcampa, Acobamba y Angaráes.