Por Jaime Salomón
Viceministro de Desarrollo e Infraestructura Agraria y Riego del MINAGRI.
La última semana de agosto de los pasados nueve años se ha convertido en período festivo para los amantes de aromas y cualidades del café peruano, para el deleite de sus seguidores.
Fuente: Expreso
Durante estos días la ciudad tiene un aroma diferente, gracias al café, uno de nuestros productos bandera, como lo son el pisco o la cerámica de Chulucanas. Un buen ejemplo del entusiasmo que se genera en nuestro país es “Café 10 Mil”, evento que reúne a organizaciones cafetaleras de los Valles de los Ríos Apurímac, Ene y Mantara (Vraem), siendo su objetivo el estimular la cultura del café en nuestro país; cultura que nació en las ciudades europeas del siglo XVII, donde las casas de cafés (coffehouses) eran espacios de encuentro informal entre personas de diferente procedencia y estatus, encuentros que permitieron el surgimiento de ideas novedosas, considerando que en aquellas épocas no existían los medios de comunicación ni la tecnología que hoy nos permite estar comunicados, por lo que el asistir a esas casas de aroma era el equivalente a escuchar o leer las noticias de actualidad, es decir, tener información y conocimiento.
Por ello, no es casual la conexión entre la difusión del consumo de café y el desarrollo de instituciones científicas en aquella época.
En nuestro país tuvimos casas de café, de las cuales algunas persisten aún pero, con ciertos cambios que la tecnología y velocidad en la comunicación, generaron sobre la idea inicial de negocio. La cultura del café en nuestro país tiene un horizonte promisorio, con logros tangibles desde la etapa de siembra, cosecha e industrialización.
De un lado está el valor social que se genera como sustituto de la producción de hoja de coca y, por otro, el reconocimiento internacional de la calidad del grano que va en aumento, llegando a registrar divisas y premios para nuestro país, convirtiéndose el café en un símbolo de paz y calidad. Sin embargo persiste en la conciencia colectiva la existencia de la diversidad del café, siendo necesario indagar los desafios persistentes en la cadena productiva del café, considerando sus variaciones territoriales.
El interés económico de la cadena del café se remonta al año 1998, llegando a la fecha a tener producción en diferentes departamentos, como Amazonas, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Junín, Pasco, Piura, San Martín, Huánuco, Puno y Ucayali, e involucrando a más de 220 mil familias agricultoras, que en gran mayoría (98.6 %) viven en la selva alta.
El café peruano es símbolo de paz y de calidad, características simbólicas que son reconocidas a nivel internacional, siendo el principal producto de exportación agrícola, y siendo el primer pais exportador del mundo de cafés orgánicos y cafés especiales del mundo (26 % de las ventas del programa Sierra y Selva Exportadora de MINAGRI).
Si bien a la fecha cada peruano consume 850 gramos de café por año, se tienen referentes de consumo por persona de 5000 g en Brasil, 5000 g en Colombia, hasta 8000 g de promedio en el continente europeo. Si bien persiste el desafío, a fin de que nuestro café crezca como producto de calidad, como negocio sostenible y competitivo en el tiempo para todos los integrantes de la cadena, se requiere (a) generar liderazgo en todos los eslabones de la cadena que permita afrontar múltiples desafíos, (b) generar investigación que permita conocer y actuar sobre la complejidad de la cadena, y (c) generar promoción adecuada que estimule la cultura del café en nuestro país y que nuestro café aromático llegue a los mercados del mundo.
El Ministerio de Agricultura y Riego viene trabajando para el desarrollo de todos los peruanos: #TrabajemosporelPerú.
