La ganadería es una de las actividades económicas más importante del país al constituir la principal fuente de ingreso de las familias rurales. Por esta razón, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria – Senasa realiza intensas campañas de vacunación para preservar la salud animal y prevenir los brotes de enfermedades como el carbunco sintomático.
Es así que durante el primer trimestre del 2017, Senasa logró la vacunación de 8984 cabezas de ganado en las provincias de Anta y Canchis, de la región Cusco.
La campaña es ejecutada por técnicos privados autorizados por el Senasa, que programan la medida sanitaria según las condiciones y necesidades de cada zona.
Luego de la vacunación se otorga el certificado oficial por cada animal y con este documento el productor puede vender sus animales y realizar el trámite para la obtención del Certificado de Tránsito Interno (Cesti), que le permite movilizar sus animales dentro del país.
Además de la vacunación, los servidores del campo del Senasa realizan capacitaciones sobre prevención y control del carbunco sintomático a los productores pecuarios, con el fin de destacar la importancia de la vacunación para prevenir enfermedades.
En la región Cusco, la población de ganado bovino alcanza los 407 mil 267 animales, distribuidos en las trece provincias de la región, principalmente en la zonas altas donde predomina la crianza extensiva.
Carbunco Sintomático
El Carbunco Sintomático o Pierna negra es una enfermedad altamente mortal que afecta a bovinos, principalmente jóvenes; suele ser de evolución aguda y es producida por la bacteria Clostridium chauvoei.
Dicho microorganismo vive en el suelo donde puede permanecer durante muchos años, es por ello que la infección es adquirida por ingestión de alimentos o a través de heridas. Ataca principalmente al ganado bovino (vacas, toros) y en algunas ocasiones a carneros y chivos.
Un animal enfermo se caracteriza por presentar inicialmente fiebre así como rigidez de movimientos y cojera; posteriormente se observan inflamaciones dolorosas y crepitantes en diversas masas musculares (pelvis y muslo sobre todo). Al cabo de unas horas estas zonas se enfrían y pierden sensibilidad, la piel aparece apergaminada y seca, y al poco tiempo se instaura la hipotermia que produce la muerte.