Teniendo en cuenta que la ganadería extensiva es una de las principales actividades económicas en las zonas alto andinas del país y que el desarrollo de ésta es limitado por la aparición de enfermedades vesiculares, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria -Senasa desarrolla constantes jornadas de vigilancia activa y capacitación a los productores para explicarles las acciones de prevención a implementar.
Para evitar la diseminación de las enfermedades vesiculares, como la estomatitis vesicular, la autoridad sanitaria recomienda no trasladar a los animales enfermos a otros pastizales, separar a los animales enfermos para evitar el contagio, aplicar dosis de antibióticos a los animales enfermos para ayudar a su pronta recuperación y restringir la salida y entrada de personas y vehículos de predios afectados.
La estomatitis vesicular (EV) es una enfermedad que actualmente está limitada a América, pero tiene importancia sanitaria en todo el mundo, ya que se encuentra incluida en la lista de enfermedades de declaración obligatoria de la Organización Mundial de Sanidad Animal.
Es originada por un virus perteneciente a la familia Rhabdoviridae y tiene dos tipos diferentes: New Jersey (NJ) e Indiana (IND).
A pesar que estos tipos son serológica e inmunológicamente distintos, el cuadro clínico que producen es indistinguible. Ambas ocasionan lesiones de tipo vesicular en boca, lengua, patas y ubres, que se convierten en formaciones costrosas.
En los bovinos, estos síntomas aparecen después de un periodo de incubación que varía entre 3 a 7 días, en los que se presenta fiebre y vesículas en boca, ubres, patas, etc.
Las pérdidas ocasionadas por la estomatitis vesicular se basan en la disminución de la producción de carne y leche, que ocasiona perjuicios económicos a los productores pecuarios.
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