Una plaga es cualquier organismo que produce un daño o reduce la disponibilidad y la calidad de un recurso humano, entre ellas las plantas destinadas a fines alimenticios. Para el manejo de plagas existen varios métodos alternativos, el uso de productos que tengan procesos químicos (plaguicidas), cultivos genéticamente modificados resistentes a plagas, control biológico, o la combinación de una o más de estas tácticas que formen parte de un manejo integrado de plagas.
Las poblaciones de la mayoría de los organismos están reguladas por la acción natural de sus depredadores, parásitos, parasitoides, patógenos y competidores; un fenómeno ecológico que mantiene a las especies en un estado de equilibrio.
El problema surge cuando estas especies invaden o son transportadas accidental o intencionalmente a nuevas áreas donde sus enemigos naturales (que normalmente las controlan) no están presentes. En consecuencia, las poblaciones de especies introducidas aumentan, en algunos casos, de tal modo, que pueden causar daños económicos o ecológicos severos convirtiéndose en plagas.
La Quinua (Chenopodium quinoa Willdenow) es considerada como uno de los granos andinos más ricos en proteína, contiene aminoácidos, básicos en todo proceso vital como la leucina, isoleucina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano, lisina y valina, además no contiene colesterol. Está presente en distintas variedades, Blanca de Juli, Kancolla, Cheweka, Pasanakalla, Negra Collana, Salcedo INIA, Illpa INIA, Amarilla Maranganí, Amarilla Sacaca, Blanca de Junín, Rosada de Huancayo, Blanca de Hualhuas, La Molina 89.
Este cultivo es susceptible a problemas sanitarios como la chupadera fungosa que es una enfermedad causada por los hongos (Rhizoctonia solani, Fusarium sp., Sclerotium rolfsii, Phytium sp. y Phytophthora sp.), que puede reducir las plantaciones en los primeros días de cultivo.
El objetivo del control biológico es minorar el impacto perjudicial de la plagas en los cultivos, mediante el uso de enemigos naturales.
Los organismos que son utilizados comúnmente como enemigos naturales en el control biológico de invertebrados, se clasifican en cuatro categorías: parasitoides, depredadores, patógenos y competidores. Estos agentes de control provienen de una gran variedad de grupos taxonómicos, incluyendo a los insectos, ácaros, nematodos y microorganismos, tales como las bacterias, los virus, los hongos y los organismos unicelulares.
Estos especímenes son empleados en el desarrollo de distintas estrategias de control según el enemigo natural a emplear y el resultado que pueda brindar en el manejo de la plaga. Existen 3 categorías principales de control:
1.- Control biológico clásico o de Introducción: Se da mediante la introducción de un enemigo natural en un nuevo ambiente con el fin de que se establezca y reduzca la población de la plaga.
2.- Control biológico aumentativo: Se da por el incremento de un enemigo natural autóctono de un área afectada, para que puedan alcanzar un control efectivo de la plaga, además con esta estrategia se realiza la liberación periódica de controladores ausentes en la zona afectada.
El aumento o liberación de poblaciones benéficas se puede dar de dos maneras:
a).- Inundativa: Consiste en la liberación de un gran número de individuos que producen una reducción rápida del daño de la plaga.
b).- Inoculativa: Se da con la liberación periódica de enemigos naturales en un número más reducido, y tiene por objetivo que disminuya la plaga de forma persistente.
3.- Control biológico conservativo: Es a través de la implementación de varias medidas para el mantenimiento o protección de las poblaciones naturales presentes en el área.
El Servicio Nacional de Sanidad Agraria – SENASA, para este año ha seleccionado en la región Junín parcelas demostrativas de Quinua, para realizar ensayos que permitan probar la eficacia de los controladores biológicos en el control de esta plaga.
El ensayo empezó con la asociación de productores de quinua BOJACI del distrito de Sincos, en la provincia de Jauja, en donde se aplicó 04 bolsas de 1 kg. del hongo antagónico Trhichoderma Viride, en una hectárea del cultivo, agente de control de la chupadera fungosa, y a su vez se colocó trampas amarillas para monitorear insectos presentes en esta parcela.
El empleo de químicos como los plaguicidas no siempre es la mejor estrategia para combatir una plaga específica debido a que está asociado a efectos negativos como la reaparición de la plaga o la presencia de otras plagas secundarias como consecuencia de la mortandad de los enemigos naturales que la controlaban, incluso pueden presentar resistencia al plaguicida.
Es así, que el uso del control biológico, al no dejar residuos químicos y al actuar de manera más específica y permanente sobre la población problema, ha ganado terreno como alternativa viable en el manejo de la salud vegetal.
Durante el 2016, el Senasa ha realizado actividades para promocionar el uso de estos agentes naturales en la región Junín, donde se benefició a 177 productores, con un promedio de 1,104.25 ha. atendidas, con 23 cultivos entre los principales (café, kion, maca, plátano, cítricos, granadilla y hortalizas). También se realizó cursos para evaluadores de plagas y control biológico con 75 graduados como expertos y 360 personas capacitadas.