Perú no registra casos de anemia infecciosa equina

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La anemia infecciosa equina se puede diagnosticar teniendo en cuenta los signos clínicos, las lesiones patológicas, la presencia de anticuerpos y las pruebas moleculares de laboratorio.

La anemia infecciosa equina – AIE es una enfermedad viral crónica que afecta a los caballos y a otros equinos. Se manifiesta con una fiebre intermitente, mucosidad amarillenta, pérdida evidente de peso e hinchazón en las partes bajas del cuerpo del animal. Su brote es una preocupación constante en los ganaderos de todo el mundo porque limita el comercio de esta carne.

Perú no registra casos de anemia infecciosa equina

Sin embargo, y gracias a las acciones de vigilancia y prevención del Senasa, no se han registrado casos de su aparición en Perú desde el 2011. El último reporte oficial de esta enfermedad en nuestro país data de 1988.

El Senasa ha analizado un total de 41,531 muestras desde 2002 hasta la actualidad. En el 2009 se inició una evaluación epidemiológica a nivel nacional, determinándose que Madre de Dios era la única región que presentaba 9 casos de AIE.

El año 2010 se completó el estudio y se encontró que 29 animales más portaban el virus. La totalidad de los equinos fueron sacrificados, debido a que cuando el animal es contagiado, éste queda infestado para toda su vida. Luego de estos hechos y desde hace cuatro años, el Senasa no ha reportado más brotes en esta región de la selva peruana ni en cualquier otra región del país.

Las causas

El virus suele contagiarse por picaduras de tábanos y moscas de establo, insectos que tras alimentarse de la sangre de un equino portador del virus infectan a otro sano. La AIE necesita de 1 a 3 semanas para manifestarse, pero a veces se prolonga hasta tres meses. El tiempo en que demora depende mucho de la condición física del portador. La transmisión de la AIE de la madre al feto también puede presentarse.

La cría nace débil y muere a las horas. El contagio es más común en las estaciones más cálidas del año y en áreas húmedas y pantanosas, hecho que le ha valido para conocerla como la ‘Fiebre de los pantanos’. La AIE no es una amenaza para la salud humana. Pero el hombre es un potencial transmisor. El descuido o mal uso de agujas hipodérmicas, instrumental quirúrgico y equipo veterinario de parte de los especialistas puede provocar heridas que concluyan con el contagio de este mal.

La prevención

Cada vez que hay carreras internacionales en el Hipódromo de Monterrico, los médicos veterinarios del Senasa evalúan a los caballos participantes. Someten a los animales a los análisis de detección de enfermedades como el Muermo, Arteritis Viral Equina, Anemia Infecciosa Equina, Gripe Equina, Piroplasmosis. Todas reguladas por la Organización Mundial de Sanidad Animal – OIE. La AIE se puede diagnosticar teniendo en cuenta los signos clínicos, las lesiones patológicas, la presencia de anticuerpos y las pruebas moleculares de laboratorio.

La prueba de inmunodifusión en gel de agar (IGDA) se considera el test por excelencia, el cual se recomienda realizarolo periódicamente a todos los equinos con riesgo de contagiarse. Por tratarse de una enfermedad que no tiene tratamiento ni vacuna, todas las acciones deben hacerse pensando en la prevención. Se deben evitar la entrada y permanencia de animales contagiados de AIE a la caballeriza y realizar chequeos de laboratorio a los caballos, mulas o asnos que vayan a ingresar y chequeos periódicos (dos veces al año) a todos los equinos del predio. Además, deben seguirse las normas de limpieza y de esterilización de los equipos y otros materiales de uso común, para evitar que sirvan como fuente de transmisión.

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