La ganadería en Arequipa está orientada principalmente a la producción lechera y se estima que existen alrededor de 75 224 vacas en ordeño, con una producción de leche que llega a 350 603 litros anuales, que representa el 17.9 % de la producción nacional.
En protección de esta industria, el MINAGRI, a través del Servicio Nacional de Sanidad Agraria – Senasa, inició la campaña de diagnóstico de Tuberculosis Bovina (TB) con un taller dirigido a médicos veterinarios de la actividad privada, que estarán a cargo del monitoreo serológico, siempre bajo la dirección y supervisión técnica del Senasa.
Un total de 40 profesionales serán autorizados para la toma de 80 000 muestras diagnósticas en la cuenca lechera de la región.
La evaluación comprende una prueba tamiz ano caudal con tuberculina bovina; con este proceso se podrá identificar animales reactores positivos y las pruebas confirmatorias deberán realizarse en un plazo de 60 días para el retiro de los animales de los hatos.
Esta actividad se realiza en cumplimento del D.S. N°031-2000-AG. que aprueba el Reglamento para el control y erradicación de la Tuberculosis Bovina, cuyo objetivo principal es lograr el reconocimiento progresivo de zonas libres de la enfermedad en nuestro país, así como la bonificación al productor lechero del 1% del precio base por Kg de leche proveída a la industria láctea.
Es importante destacar que desde el año 2002, son reconocidas como áreas libres de tuberculosis bovina las provincias de Arequipa, Castilla, Condesuyos e Islay, teniéndose prevalencias menores al 0.1% en la provincia de Caylloma.
El Senasa desarrolla permanentemente acciones a nivel nacional, como la capacitación a productores, ganaderos y todos los involucrados en la industria lechera, exhortándolos a participar activamente de los monitoreos anuales, así como notificar a la autoridad sanitaria ante cualquier ocurrencia en sus predios.
Tuberculosis bovina
La Tuberculosis Bovina es una enfermedad infecto-contagiosa producida por la bacteria (Mycobacterium bovis). Esta afección causa grandes pérdidas económicas a los ganaderos, afectando directamente la producción carne y leche, además de restringir el comercio internacional tanto de animales, productos y subproductos.
En los bovinos, la enfermedad no presenta manifestaciones o síntomas específicos, de manera que el diagnóstico clínico tiene poco valor.
Los signos más frecuentes son el adelgazamiento progresivo, pérdida de apetito, pereza por la debilidad, tos seca e intermitente, diarrea y ganglios linfáticos grandes y prominentes.