Mediante las Escuelas de Campo, los agricultores fortalecen sus capacidades para el manejo de la plaga que ataca al cultivo.
El Servicio Nacional de Sanidad Agraria – Senasa mantiene bajo seguimiento 150 hectáreas de cultivo en el Cusco, donde realiza acciones de manejo y control a través de las Escuelas de Campo de Agricultores – ECA.
En las ECA, los productores intercambian experiencias y a partir de ellas implementan acciones para minimizar la incidencia de la plaga en el cultivo y mejorar la productividad del café.
Actualmente, la autoridad sanitaria desarrolla 35 Escuelas de Campo de Agricultores en los distritos de Maranura, Santa Ana, Quellouno, Vilcabamba, Santa Teresa, Huayopata, Ocobamba, Echarate, en la provincia de La Convención; Yanatile y Lares en la provincia de Calca.
El Perú se ha consolidado como el segundo exportador mundial de café orgánico, teniendo como principales regiones productoras a Junín, Pasco, Cajamarca, Amazonas, San Martín, Puno y Cusco.
Este logro se ha alcanzado aun cuando la presencia de la plaga roya amarilla del cafeto, enfermedad producida por el hongo Hemileia vastatrix, generó un impacto negativo en la producción afectando las zonas cafetaleras del país.
Debido a la rápida diseminación bajo climas favorables, la roya amarilla causa grandes pérdidas económicas y de producción, razón por la cual, es importante que los cafetaleros realicen trabajos de prevención y control, partiendo del conocimiento de la plaga y sus grados de severidad.
La temperatura, déficit hídrico, humedad, precipitación, el inadecuado manejo cultural del cultivo (podas, fertilización, evaluación de plagas, etc.), el deficiente control fitosanitario, la ausencia del agricultor en el campo, así como la antigüedad de las plantaciones, son algunos de los factores climatológicos que favorecen el desarrollo de esta plaga.
La roya amarilla se caracteriza por la aparición manchas naranjas en las hojas del cafeto y se puede identificar por la presencia de un polvillo amarillo llamado Uredospora.
Cuando la infección es fuerte, rápidamente se produce una clorosis en la hoja y posteriormente se desprende de la planta, produciéndose la defoliación (caída de las hojas) y generando la maduración incompleta del grano, una producción de mala calidad y por último la muerte del cafeto.
